Homenaje de Fiestas Julias
LOS CRIOLLOS PROGRESISTAS Y LOS INDIOS
Por Juan José Vega
Lentamente se va disolviendo la
animadversión entre los criollos y los indígenas del Perú, aunque quisiéramos
que este proceso criollo fuese más rápido en aras de la integración nacional.
Tal vez nos ayude saber que muchos de ellos han aportado vigorosamente a la
fraternidad peruana.
Es común echar en un solo saco a
todos los criollos del Perú. Esta actitud es injusta. Se cuenta con
manifestaciones de un anhelo solidario entre todos los nacidos en nuestro
suelo; marcadamente aquel empeño procede en lo fundamental de los criollos
pobres de las capas medias. El primer grito resonante en tal sentido lo lanzó
Mariano Melgar, en plenas guerras de la Independencia. Aquel prócer fusilado en
Umachiri en 1815 (poeta, ideólogo, profesor, músico, jurista, soldado) expresó
su sincera solidaridad con el indio en
muchos escritos y particularmente en la Oda a la Libertad, en la que
expresa de sus compatriotas más oprimidos "cautivos habéis sido en vuestro suelo".
Melgar es la principal figura de
nuestra Independencia y respaldó con su vida y su lucha heroica tales palabras.
Igual los próceres criollos
tupa-camaristas caídos en combate, como P.F. Bermúdez.
Pero estos heroicos ejemplos no
fueron suficientes para convencer a la estólida aristocracia peruana. Así, los
nobles de Lima imploraron a San Martín (su enemigo de escasos días atrás) que los montoneros que rodeaban Lima no
participasen de las ceremonias del 28 de julio de ese 1821. Sólo ingresaría
una pequeña unidad simbólica al mando de Francisco de Vidal, futuro General y
Presidente. Razones de Estado guiaron esta condescendencia del caudillo
libertario. Percibía que la mitad de
Lima, que era afro-peruana, también era opuesta en su mayoría a tal
presencia a causa de viejas rivalidades étnicas. Y en las clases medias
criollas ("los blancos pobres") y mestizas primaba escasa simpatía
hacia los guerrilleros, quienes eran fundamentalmente indios, sobre todo de las
cercanas provincias de Huarochirí y Canta.
Clamor indigenista
Varios pensadores en la Colonia
fueron precursores del indigenismo. Al fraile limeño Buenaventura de Salinas tuvieron que exiliarlo en el siglo
XVII.
Instalada la República, el más
alto grito del clamor indigenista lo daría el tribuno Manuel González Prada, a
pesar de que pertenecía a familias coloniales. En su artículo precisamente
titulado "Nuestros Indios" habría de denunciar las tropelías con que
constantemente amagaba "la República" a esa capa étnica. Con indudable
pesimismo en lo tocante a una fraternidad peruana –por lo menos en las
condiciones que vivió– el apóstol manifestaba: "El indio se redimirá
merced a su esfuerzo propio, no por la humanización de sus opresores".
Aludió también a las masacres que se dieron en su época, como las de Amantani,
Ilave y Huanta.
González Prada
fue el principal defensor de los indios.
A González Prada se le considera
el mentor intelectual del pensamiento de avanzada del Perú en las décadas
iniciales del siglo XX; particularmente influenció al ideólogo V.R. Haya de la
Torre, un aristócrata trujillano que se convirtió en líder popular y quien,
desde su exilio en Berlín, reclamaría, en 1924, contra el olvido de la egregia
figura de Túpac Amaru. Otro
dirigente de pura sangre europea es Fernando Belaúnde, quien propiciara un
acercamiento a los campesinos indios mediante Cooperación Popular (minga) y a
la acción de los reyes Incas con su libro "El Perú como Doctrina",
verdadero canto a la actuación planificadora del Cuzco Imperial.
Por esos mismos tiempos
florecieron las obras de dos indigenistas criollos
notables: Luis E. Valcárcel y Jorge Cornejo Bouroncle.
Los intelectuales
Muchos de los más destacados
intelectuales "blancos" crearon obras de defensa de los valores
indígenas; es el caso de Ciro Alegría, quien con su "El mundo es ancho y
ajeno" alcanzaría renombre universal (no mencionamos acá a José María
Arguedas porque era mestizo y hasta se reclamaba indio). En la música criolla
resulta imprescindible mencionar a Alicia Maguiña, no solamente por los versos
de sus canciones, sino por sus actitudes en pro del folclore andino. Otros artistas
se han inspirado en el mundo indio, como José Sabogal con sus cuadros y Juan
Ríos con sus obras teatrales.
Entre militares
En el siglo XIX un militar
progresista, el coronel Narciso Aréstegui, de la tradición social de Ramón
Castilla, había escrito "El padre Horán", la primera obra literaria
indigenista; mientras el coronel Pedro Ruiz Gallo, uno de los héroes del 2 de
Mayo y de la Guerra con Chile, reivindicaba con sus pinturas a Túpac Amaru. Por
su lado, el comandante Julio Guerrero (el militar más culto en la historia del
Ejército Peruano), secretario del Mariscal Andrés A. Cáceres, elaboraba proyectos
sociales diversos y escribía sobre el valor bélico montonero frente a Chile. En
el Perú del siglo XX se tiene que considerar al Presidente General Juan Velasco
Alvarado, que dictó la Reforma Agraria (llegó a llorar de rodillas al lado de
una anciana indígena), al Mayor Teodomiro Cuevas "Rumimaqui", quien
dirigió una sublevación aimara y cuyo rastro "desapareció"; y al
General Antonio Rodríguez, Presidente por unas horas, hasta que fue ametrallado
en palacio. Personajes de décadas más recientes son el Mayor Víctor Villanueva
y el General Felipe de la Barra, que inició la tarea de presentar las luchas de
los capitanes incaicos frente a los conquistadores.
Entre los defensores del indio
destaca el rico y culto puneño Coronel Juan Bustamante. Personaje que viajó por
todo el mundo, se halló en condiciones de observar mejor la postración del
pueblo aborigen. Habría de resumir sus experiencias en obras nacidas en 1845,
primero en Lima y luego en Francia. Llegó a dirigir una sublevación indígena.
Fue asesinado.
Las desconfianzas
Además los indios, con razón,
siempre desconfiaron del grueso de las opiniones criollas (es que eran volcadas
por los políticos). Tal actitud empezó cuando el Congreso Constituyente de 1822
lanzó un manifiesto a los indígenas del país, en el que decía "no os asombre que os llamemos hermanos".
El campesinado y otros sectores tomaron con recelo ese canto de sirena, que sin
duda no reflejaba el sentimiento de la mayor parte de los asambleístas criollos
reunidos en Lima; que pronto desmentirían, muchos de ellos, tan sonoras
palabras con sus hechos. En cambio los
indios habían acogido el llamado de los hermanos Angulo, que junto a Pumacahua
se sublevaron en 1814-1815; vale decir, poco antes.
Convengamos pues en que la unidad real es asunto de suyo muy
complejo; es un problema de cultura y comunicación, que hoy solamente la
escuela puede proporcionar. Salvo que se busque la destrucción de toda la
cultura andina, la mestiza y la afroperuana para crear un "peruano"
sin pasado alguno, amorfo e incoloro; juego en el cual parte de los educadores podría
estar cayendo sin darse cuenta.
Otro día veremos los puentes hoy
tendidos entre las colectividades indígenas y las mestizas; son más que los que
existen entre criollos e indios, pero aún insuficientes para conformar un
Estado fuerte, con libre cohesión.
(Publicado en el diario “La República” de
Lima, Domingo 30 de julio del 2000).